La “Acupuntura”, con la inserción de finas agujas en los distintos resonadores de determinados canales energéticos representa al YIN, al frío, al metal.
La Moxibustión con los puros de artemisa generando ese calor penetrante representa al YANG, al fuego. Juntos forman un DAO, una unidad.
Las agujas y la moxa, estimulando, tonificando, dispersando o sedando, según la necesidad de cada persona, actuarán de una u otra manera.
Centrando, o más bien descentrando a la energética de la persona, de sus órganos, puesto que el organismo busca por sí mismo el equilibrio dentro de su desequilibrio. De esta manera, el mismo organismo se vuelve a equilibrar según la nueva energética.
Estos términos del YIN y el YANG, de equilibrio, de energética....que nos suenan tanto a chino, nunca mejor dicho, no son más que la forma básica de expresión oriental. Más adelante haremos un artículo donde describiremos mejor estos términos.
Si cogemos como referencia el símbolo del YIN-YANG, con su pequeño YIN y su pequeño YANG, lo que nos viene a decir es que eso es la armonía, es el equilibrio y a partir de aquí, lo podemos mover o llevar (extrapolar) a cualquier cosa, lugar o situación de nuestro cuerpo o vida.
Es decir, no es mejor ni más bueno si hay mucho YIN o hay mucho YANG, sino el equilibrio de ambos según la situación o el momento vivido.
En el cuerpo humano todo ha de estar en equilibrio, un pH ni más ácido ni más alcalino, una serie roja dentro de unos niveles, al igual que la serie blanca, hormonas, glucosa, insulina, etc.
En ciertas situaciones de la vida, al igual que ciertos momentos en el organismo, el cuerpo genera más de una sustancia y momentáneamente hay un desequilibrio, pero es un desequilibrio armónico y regulador para después volver otra vez al estado normal, y así encontrar el equilibrio, el DAO.
Una persona, según el momento del día, puede estar más tranquilo o mas nervioso según la tarea que esté realizando en ese momento. Eso es bueno, no podemos estar siempre en un estado lineal, tenemos que tener pequeños altibajos y después volver a la normalidad, repito, pequeños altibajos.
Si nuestras emociones se elevan a las nubes y/o caen a las profundidades más bajas del océano, esto no es un equilibrio.
Si nuestro organismo segrega más hormonas que otras y por ello nos sentimos cansados, apáticos...esto tampoco es un equilibrio, y ello no quiere decir que un día nos levantemos con mal pie y tengamos un mal día. Un equilibrio físico y mental es necesario para vivir una vida plena.
La MTC tiene su origen de más de 5.000 años de antigüedad, pasando los conocimientos de boca en boca hasta que empezaron a haber los primeros escritos.
Hoy en día, junto con la medicina occidental, juega un papel de armonía y complementación de esta. La unión de ambas hace que el ser tanto a nivel físico-orgánico, como a un nivel más anímico-espiritual, encuentre esa paz interior y ese bienestar físico, tan anhelado por los tiempos que corren de estrés y ansiedad social.
La acupuntura es una medicina preventiva, su origen e iniciativa es prevenir y curar ciertas enfermedades y dolencias.
En Asia se prefiere prevenir que curar, sin embargo, aquí en occidente vamos un poco más al límite y visitamos a un profesional de la salud cuando ya tenemos una dolencia arraigada.
Dependerá de muchos factores el reequilibrio físico-mental de esa persona, y por supuesto la voluntad de cambiar ciertos hábitos socio-culturales y de vida, para llegar a ese reencuentro con su salud.
La acupuntura, aparte de reequilibrar la energética, también ayuda a que el cuerpo produzca elementos químicos que disminuyan o eliminen las sensaciones de dolor. Este proceso se consigue mandando mensajes a través de las fascias o el sistema nervioso, con la finalidad de emitir endorfinas a nivel local o de otros neurotransmisores, bloqueando así, la llegada del mensaje del dolor a nivel cerebral.
La primera visita es clave i será un poco más extendida. La persona ha de explicar no solo el por qué viene a visitarnos, sino el recorrido de su vida, para no quedarnos solo con una fotografía de un momento puntual, sino ver a esa persona como el resultado del proceso de toda una vida.
Los dos días siguientes, la duración de la sesión será menor, pero el tiempo de la puntura no. La continuidad del tratamiento siempre la pondrá el paciente. Nosotros le podemos aconsejar según el tipo de dolencia o la estación del año, si hacer una o dos sesiones semanales, todo dependerá.
Al estirarse en la camilla solo será necesario quitarse los zapatos y el reloj o pulseras que lleve en sus muñecas.
Tras un breve espacio de tiempo, se procederá a su evaluación a través de sus signos y síntomas, el color de la tez, la forma, color, humedad de la lengua (cosa que hoy no se puede observar por el covid) y el pulso. Este último será el que más información nos dé respecto al funcionamiento energético de todos sus órganos internos y, al que más atención le prestaremos.
Tras la inserción de las agujas de acupuntura, estériles, de un solo uso, desechable y fina como pelos y su manipulación o no, dejaremos a la persona entre 10 y 20 minutos de reposo con las agujas puestas. Pasado ese tiempo las quitaremos.
Hay muchos tipos de agujas y según la destreza del acupuntor y la sensibilidad de la persona, notará más o menos el primer contacto de la aguja con la piel.
Al contrario de lo que muchas personas se piensan, no es tanto el dolor y no se nota durante el tiempo de la puntura. Únicamente se puede sentir un leve peso o adormecimiento en la zona.
Es normal que durante ese día y por la noche la persona se sienta diferente, más calmada, más sensible, más perceptible, hay un movimiento energético importante. Es importante no hacer un esfuerzo físico, una comida copiosa o practicar sexo justo después del tratamiento.
Una sesión de acupuntura normalmente no quita el dolor. Hacer una única sesión para probar, no le aportará los beneficios que seguramente esté buscando. Al igual que una comida necesita de su tiempo de cocción, el organismo también necesita de su tiempo para regularse, para equilibrarse y reencontrar su salud.
Además las patologías pueden ser crónicas o agudas, el clima interno y externo, el clima social y familiar y la respuesta de cada persona al tratamiento de acupuntura son variantes, que habrá que tener en cuenta a la hora de elegir su tratamiento.